La última fábrica que funcionó en el país se llama PMD y cerró en 2017. El galpón de más de 3.200 metros cuadrados ubicado en el municipio de Morón aún conserva sus máquinas.
Enrique Lisjakex, director de PMD, sostuvo que la apertura de importaciones, en combinación con la suba de tarifas generó un combo imposible de afrontar. De este modo, la empresa no pudo competir contra las jeringas importadas de China que en muchos casos se vendían por debajo de su costo de producción.
El Estado consumía, previo a la pandemia, 300 millones de jeringas anuales. Se espera que esa cantidad aumente en 2021 con el enorme dispositivo de vacunación que el Gobierno ya está planeando.
Esta planta tiene la característica de que es una de las pocas que cuenta con grandes inyectores de plástico y tiene el certificado habilitante de la ANMAT. Más allá de que aprovechar la capacidad instalada de la empresa bonaerense aparece como una buena opción, la sociedad propietaria carga con pasivos que superan los $300 millones y esto podría generar complicaciones a futuros inversores que quisieran volver a poner en marcha a PMD.
Fuente: ámbito web
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