Portada  |  06 septiembre 2021

El país que espera: galerías desiertas, los negocios que el coronavirus se llevó

Hay quienes apuestan a la recuperación, creen que es una oportunidad y con trabajo y esperanza buscan devolverles su brillo.

Informes Especiales

La imagen se repite en distintas galerías y centros comerciales barriales. Encontrar un local funcionando es casi una excepción, la gran cantidad de ellos están cerrados y le dan a las galerías un aspecto lúgubre que tampoco invita a los clientes a entrar. Sin embargo, hay quienes apuestan a la recuperación, creen que es una oportunidad y con trabajo y esperanza buscan devolverles su brillo.

En Villa Del Parque, una de las galerías más icónicas del barrio hoy presenta una imagen desoladora. De los 18 locales que tiene en su planta baja, tan solo 5 están abiertos y debieron anular el primer piso y el subsuelo por falta de actividad. Durante la etapa más dura de la pandemia los comerciantes fueron abandonando sus locales porque ya no podían mantenerlos sin funcionamiento.

Carlos, uno de los dueños de la galería, recuerda que a muchos de ellos les perdonó las deudas con tal de buscar retener los comercios y no le queden los locales vacíos. Con tan poco funcionamiento, los ingresos apenas llegan a cubrir los sueldos de los empleados.

Pero tienen esperanza y sueñan con volver a ver a la galería en su apogeo. Para algunos, esta situación les presentó la oportunidad para emprender y perseguir sus sueños. Es el caso de Claudia que dejó su empleo y con una amiga alquilaron uno de los locales vacíos y el mes pasado pusieron una regalería.

Barbara debía ser su vecina, su local de lencería estaba justo al lado de la regalería de Claudia. Pero no pudo aguantar y el año pasado bajó la persiana. Decidió achicarse, vaciar el local y dedicarse exclusivamente a la venta por redes sociales. El sueño del local propio no pudo soportar las consecuencias de la pandemia.

En esta como otras galerías comerciales barriales la pandemia dejó muchos locales vacíos. Llenos de los sueños rotos de quienes, como Barbara, tuvieron que abandonarlos y comenzando a acoger las esperanzas y sueños de nuevos comerciantes como Claudia.

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