Portada  |  29 julio 2021

"Un evento en el mar hizo perder muchísima costa hace 20 años"

Verónica es hija del constructor de la casa que se derrumbó en Mar del Tuyú. Allí pasó su infancia. Recuerda que la playa antes tenía 200 metros de extensión, pero "un movimiento de placas tectónicas en el mar -según nos dijeron- hace más de 20 años hizo avanzar mucho el mar y perder mucha costa".

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"Un movimiento de placas tectónicas en el mar -según nos dijeron- ocurrido hace más de 20 años hizo avanzar mucho el mar y perder mucha costa". Es el testimonio de Verónica, la hija del constructor de la casa de Mar del Tuyú que se derrumbó consecuencia de la última sudestada

"Con esa marea avanzó muchísimo el agua y nunca volvió a retroceder, y la costa que se perdió en ese evento no se recuperó nunca más", recuerda Verónica.

"Mi papá vendió la casa hace tiempo. Tengo entendido que en temporada funcionaba como bar", añadió.

Cuando la casa se construyó frente a la línea de playa hace 35 años, "la playa tenía antes 200 metros de extensión, como sucede hoy en Reta o Necochea. Y no era la única casa", agregó la mujer. Pero la marea socavó los cimientos hasta derribar la propiedad, diseñada por el arquitecto Chilo Miletti, hoy en Italia.

El movimiento de las placas

Cada año, las placas tectónicas en las que están América de un lado, y Europa y África del otro, se apartan cerca de cuatro centímentros.

Los científicos saben que las placas se mueven en sentidos opuestos, y que en las zonas limítrofes entre ellas las partes más densas se hunden.

La fuerza que causa esa separación, sin embargo, es una pregunta que todavía no tiene una respuesta definitiva.

En el fondo del océano Atlántico se erige la dorsal Mesoatlántica, una extensa cordillera ubicada de manera equidistante entre América de un lado, y Eurasia y África del otro.

Esta cadena de montañas se extiende por más de 16.000 km desde el sur de Islandia hasta el sur de África.

La cordillera alcanza hasta más de 1.500 km de ancho y sus montañas pueden llegar a sobresalir por encima de la superficie del océano, formando islas como Azores o Tristan da Cunha.

La dorsal Mesoatlántica es un a zona clave: es la frontera de placas más extensa del planeta y también es un lugar donde se forman nuevas placas.

Ahí es donde se encuentran los límites de las placas Norteamericana y Sudamericana, que se mueven separándose de las placas de Eurasia y África.

Esa separación hace que el océano Atlántico sea cada vez más amplio, mientras que el Pacífico, debido al avance de América, se va achicando.

En un estudio dado a conocer en febrero de este año, los investigadores descubrieron que en esta cordillera hay zonas donde el material del interior de la Tierra surge hacia el lecho marino.

En concreto, son rocas que provienen de más de 600 km de profundidad en el manto, la zona ubicada entre el núcleo y la corteza terrestre.

Este fenómeno, según los autores del estudio, genera que ese material actúe como una cuña que se interpone entre las placas y hacen que se separen aún más.

"Este trabajo refuta las suposiciones mantenidas durante mucho tiempo de que las dorsales oceánicas podrían desempeñar un papel pasivo en la tectónica de placas", dijo en un comunicado Mike Kendall, geofísico en la Universidad de Oxford y coautor de la investigación, reproducido por BBC.com.

Los datos de esta investigación fueron obtenidos a través de 39 sismógrafos que los investigadores sumergieron en el fondo del océano, en un área de la dorsal ubicada entre Sudamérica y África.

Durante casi un año, los movimientos detectados por estos sensores les permitieron a los científicos notar las variaciones en la estructura en el manto de la Tierra a 600 km de profundidad.

Cada tipo de onda que registra un sismógrafo está asociada a un mineral distinto, así que con las señales que los investigadores recibieron, pudieron notar que en la superfice había materiales que provenían del manto.

"Las señales observadas fueron indicativos de un surgimiento profundo, lento e inesperado del manto más profundo", dicen los autores.

"Estos resultados arrojan nuevas luces en nuestra comprensión de cómo el interior de la Tierra está conectado con la tectónica de placas", dice Matthew Agius, sismólogo en la Università degli studi Roma Tre, y autor principal del estudio.

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