Portada  |  05 octubre 2021

Energías Renovables: el desafío de cambiar la matriz eléctrica para proteger al planeta

Para cumplir con sus compromisos climáticos, Argentina debe transformar su matriz eléctrica hacia las fuentes limpias de energía. Hoy implican más del 10% de la demanda y deben llegar al 30% en esta década. Qué desarrollos tecnológicos llevan adelante universidades, empresas y centros de investigación aprovechando recursos como el sol, el viento, el hidrógeno, los desechos del sector agrícola y las olas marinas.

Clima, naturaleza y medio ambiente

A mediados de agosto, la generación energética de fuentes renovables en Argentina alcanzó un récord del 24% de la demanda total, aunque el promedio anual se sitúa en el 10%. Cambiar la matriz eléctrica, actualmente basada en un 85% de combustibles fósiles, hacia fuentes limpias de energía, es una de las vías más rápidas de reducir emisiones de gases de efecto invernadero (la otra es frenar la deforestación).

Argentina presentará ante la próxima Cumbre Climática que se realizará en Glasgow, Escocia, del 1 al 12 de noviembre, un compromiso de llegar al 30% de participación de renovables en su matriz eléctrica para 2030. Para esto, el país no solo cuenta con su posición geográfica y recursos naturales variados y abundantes (sol en el Norte, viento en la Patagonia, biomasa proveniente de cultivos, industria forestal o residuos urbanos en el centro del país y la potencia del mar en su litoral atlántico), sino con conocimientos y desarrollos tecnológicos propios, que permiten adaptar dispositivos y soluciones a las necesidades de cada región.

La Ley 27.191 de Energías Renovables (sancionada a fines de 2015 y reglamentada en 2016) estableció el primer marco legal y de impulso a este tipo de energías. Luego vinieron las licitaciones del programa Renovar para la instalación de grandes parques eólicos y solares (las tecnologías más maduras y costo eficientes hasta el momento), con cuantiosas inversiones y tecnologías extranjeras.

Sin embargo, este modelo, que concentra capital y rentabilidad en pocas manos, empezó a frenarse en 2018, cuando cambiaron las condiciones de financiamiento de los proyectos. “Aquellos que consiguieron financiación y empezaron a construirse antes de 2018, continuaron o ya están entregando energía al sistema. El resto quedó en veremos”, apunta Marcelo Álvarez, director ejecutivo de la Cámara de Energías Renovables (CADER).

El momento parece propicio para impulsar proyectos con tecnología y mayor integración de componentes locales. “Existen interesantes desarrollos en energía eólica por parte de la empresa nacional IMPSA; tecnologías para aprovechar la biomasa en las distintas regiones del país, innovaciones en energía solar térmica y aprovechamiento del hidrógeno como alternativa para almacenar y transportar energía limpia, e investigaciones avanzadas en energía undimotriz para aprovechar la energía del mar”, enumera José Luis González, Jefe del departamento Programas de Energía del INTI.

Fuente: Télam

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