Portada  |  24 julio 2020

He sobrevivido: “No necesité respirador, pero la cabeza te estalla”,

“Chema” obtuvo el alta tras 15 días internado y logró sobrevivir a su segunda pandemia.

He Sobrevivido

José María Carraturo , “Chema”, como le dicen los que lo quieren, tiene 72 años y nació en el barrio de Saavedra. Tuvo cuatro hijas, siete nietos y a lo largo de su vida le tocó enfrentar dos pandemias: la tuberculosis y el coronavirus.

José María nació y se crió en el barrio de Saavedra, en una familia de clase media baja. A los 14 años conoció a su primer gran amor, ella un año mayor que él, con la que tuvo a sus tres primeras hijas.

A los 24 años se casó, pocos meses antes de que su vida diera un vuelco. Una importante oferta laboral lo hizo renunciar a la zapatería en la que trabajaba, pero durante los exámenes pre-ocupacionales del nuevo empleo, le descubrieron tuberculosis.

“La gente no sabe y discrimina”, recuerda aquella primera enfermedad que le tocó enfrentar y que lo encontraba recién casado y sin trabajo.

“El tuberculoso en ese momento era un leproso, era una enfermedad contagiosa, la gente te escapaba. Pero yo pensaba que yo no me podía abandonar. En mi vida nunca me abandoné”, cuenta sobre la primera enfermedad que lo puso en jaque. “Chema” logró recuperarse y salir adelante.

A los 30 años había logrado junto a unos amigos poner un supermercado. Poco a poco les compró las partes al resto de los socios. Pero a fines de los 70 asegura que la intervención de la Triple A -grupo parapolicial que operó en aquellos años- lo dejó sin negocio, al punto de llegar a estar dos días secuestrado y sufrir amenazas.

José María se separó y formó una nueva pareja con la que tuvo a su cuarta hija, que hoy vive en Córdoba. Tiene siete nietos, aunque asegura no ser “un abuelo tradicional”.

A los 72 años dirige una PyME relacionada a la salud, trabajo que lo obliga a frecuentar clínicas y hospitales. Habría sido en una de esas visitas que se contagió COVID-19.

“Lo viví mal y a mí me cambió la cabeza. Yo vivo solo, estuve los primeros días en casa con fiebre”, recuerda sobre los primeros síntomas que lo llevaron a pasar 15 días internado.

“No necesité respirador, pero la cabeza te estalla”, asegura, antes de agregar que “lo peor de estar internado con COVID-19 es la soledad”.

“Cuando estás internado la gente te escapa, entran dos minutos vestidos como astronautas, me dejaban la comida por debajo de la puerta y desaparecían. Es entendible pero es una sensación horrible”, confía.

“El aislamiento te mata, yo me hice amigo del techo. Trabajo en salud y sabía los riesgos que tenía siendo un tipo de 72 años. Yo estaba con una neumonía bilateral, la cabeza te da vuelta, pero a medida que los días pasaban me iba fortaleciendo”, asegura.

“Chema” obtuvo el alta tras 15 días internado y logró sobrevivir a su segunda pandemia. Hoy, lleno de nuevos proyectos admite que con más fuerza que nunca busca disfrutar de sus hijas, de sus nietos y que sólo piensa en próximos desafíos que lo hagan sentir vivo.

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