La ansiedad es una reacción humana natural que afecta a la mente y al cuerpo. Tiene una importante función básica de supervivencia: la ansiedad es un sistema de alarma que se activa cuando una persona percibe un peligro o una amenaza.
Todos nos ponemos ansiosos cuando afrontamos una situación estresante, por ejemplo, un examen o una entrevista, o debido a alguna preocupación, tal como una enfermedad.
La ansiedad demasiado constante o demasiado intensa puede hacer que una persona se sienta preocupada, distraída, tensa y siempre alerta.
Los trastornos de ansiedad suelen derivar en otro tipo de patologías tales como fobias, depresión, ataques de pánico, trastornos obsesivos compulsivos y otros; y pueden producir síntomas tanto psicológicos como físicos.
Los síntomas psicológicos pueden ser dificultad para quedarse dormido, cansancio, irritación, enojo, falta de concentración y aislamiento del entorno. Los físicos pueden ser problemas estomacales, mareos, dolor de cabeza, contracturas, falta de aire, dolor en el pecho y sudoración.
Agustina sufre agorafobia debido a su trastorno de ansiedad. No puede estar en lugares con mucha gente y le cuesta planear situaciones a futuro sin ponerse nerviosa los días previos. Con la cuarentena sus síntomas empeoraron ya que le costo volver a salir del espacio seguro que fue su casa.
Susana sufría ataques de pánico que no lograba identificar. Tuvo varios episodios en espacios públicos en los que le faltaba el aire, sentía una opresión en el pecho y se mareaba. Muchas veces terminó internada sin que dieran con su diagnóstico. Una vez tuvo un ataque de pánico mientras dormía y se cayo por las escaleras.
Marisol sufre ataques de pánico y casi no sale de su casa. Lo único que logra calmarla cuando esto sucede son sus animales. Tiene 5 perros, un gato, gallinas y loros.
Se pone ansiosa cuando la gente que quiere esta fuera de su casa y necesita que todos estén dentro con ella, y de esa manera mantener el “control” de que nada les pasara.
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