Él tenía 17, ella 15… Esas eran las edades cuando los papás del Kun llegaron desde Tucumán a Buenos Aires. Leonel del Castillo y Adriana Agüero empezaron a deambular por el Conurbano, sin un trabajo fijo, y con una hija a cargo. Muy pronto, llegaría Sergio, el segundo de los siete hermanos de la familia. A todo esto, entre mudanzas e inundaciones, habían perdido todos los documentos. No es casual que el Sergio, más adelante apodado “Kun” por un dibujito animado japonés, lleve el apellido materno y no el del padre.
Tener un hijo famoso y que no lleve su apellido porque la vida así lo quiso no le preocupa demasiado a Leo. Eso es parte de la entrevista con Leonel del Castillo para Telefe Noticias. En este “Ellos lo hicieron”, el padre habla de los sacrificios enormes que tuvo que hacer para acompañar a su hijo en los comienzos de su carrera.
Leo, que entre otros oficios fue panadero, carnicero y albañil, decidió trabajar de noche, de remisero, para poder estar a disposición de ese pibito morrudo que pintaba para crack. Y el sacrificio más grande para un futbolero como él fue haber dejado de jugar a la pelota a los 27 años para destinarle los fines de semana a su hijo.
Hoy los padres del Kun están orgullosos de la familia “numerosa y unida” que formaron, donde, según Leonel, “el Kun es uno más”. ¿Adónde imagina papá Leo que va a terminar jugando el actual delantero del Manchester City? No, no es en Independiente… Desea que termine en San Martín de Tucumán, club del cual es hincha Leo y donde jugó en su juventud.
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