Portada  |  28 junio 2019

#Telefem: ¿Qué es la identidad de género?

En el Día Internacional del Orgullo LGBT, #Telefem celebra a todas las identidades trans que se autoperciben mujeres.

Telefem

Para algunos la identidad de género se presenta como algo automático, jamás amerita un pensamiento profundo y a veces, ni se sabe qué es. Preguntas como: “¿Por qué soy mujer?”, quizás nunca sean planteadas. Para otros, por el contrario, constituye una lucha de reconocimiento interno y externo que durará toda la vida. Pero, ¿por qué esa diferencia?

Al nacer, la división genital hombre- mujer es mucho más que una mera clasificación. Son moldes que acompañarán a las personas durante toda la vida y de acuerdo a ellos, la ropa, los juguetes, los amigos, la crianza, los estudios, las parejas, la personalidad, toda la vida en su conjunto.

Si se nace con vagina, la persona será considerada mujer y a lo largo de su vida se esperará ropita color rosa, muñecas, tacos, maquillaje, vestidos, delicadeza. Si se nace con pene, se tratará de un hombre con ropita celeste, autitos, pelota de fútbol, traje, corbata y rudeza.

“Alrededor de los 2 años Luana empezó a mostrar disconformidad con el género que se le había asignado al momento de nacer y dar indicios y señales que autopercibía su género femenino. Tenía tristezas, no dormía, se le caía el pelo y cuando pudo expresarlo en palabras me dijo: “Yo nena, yo princesa”, cuenta Gabriela Mansilla, mamá de Luana, primera niña trans argentina en obtener la modificación del DNI luego de la promulgación de la Ley de Género.

Hoy Mansilla es Presidenta de la Asociación Civil Infancias Libres y milita por las infancias trans y travestis para que otros niñas y niños no tengan que pasar lo que pasó Luana. “La transición fue un proceso muy difícil. No sabíamos qué estaba pasando. De a poco, cuando llegamos a la Comunidad Homosexual Argentina la licenciada Valeria Paván me dijo ‘dejala ser’ y en ese dejala ser habilitamos toda esta construcción dentro del género femenino que Luana venía reclamando desde tan temprana edad”, explica.

Lo que continuó en la historia de Luana fue: vestirse con la ropa que ella necesitaba, le dejaron crecer el cabello como ella quería, la empezaron a nombrar según ella misma eligió. “Estábamos estereotipando a una criatura basándonos en su genitalidad como destino para su vida, cuando en realidad, las personas no construyen su identidad en base a sus genitales”, entiende Mansilla.

“La genitalidad, no define la identidad. No se es hombre por tener pene ni se es mujer simplemente por tener vagina”, afirma Florencia Guimaraes, activista travesti y Coordinadora del Centro de Día la Casa de Lohana y Diana. “Yo puedo ser portadora de un pene y definirme mujer. Mujer trans, travesti, transexual”, concluye.

“La identidad de género es la vivencia personalísima que cada uno siente de sí y la expresamos por la forma que tenemos de enunciarnos frente a les otres y por la forma que tenemos de ser en el mundo”, explica la psicóloga Valeria Pavan, Vicepresidenta y Coordinadora del Área de Salud en Comunidad Homosesual Argentina (CHA).

Según la Ley de Identidad de Género, promulgada en el año 2012: "Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento”.

La ley también señala que toda persona podrá solicitar la rectificación registral del sexo, y el cambio de nombre de pila e imagen, cuando no coincidan con su identidad de género autopercibida. Esto quiere decir que las personas podrán cambiar o modificar su DNI, aun siendo menores de edad. También acceder a intervenciones quirúrgicas y/o tratamientos para adecuar su cuerpo sin autorización judicial.

Guimaraes celebra la ley sobre todo en lo relativo a habilitar la posibilidad de la “autopercepción”. “De la vivencia interna como cada persona la siente y como tenga ganas de manifestarla sin importar la genitalidad, sin tener que atravesar tratamientos ni intervenciones. Que todo parta del deseo y no la imposición”, explica.

Sin embargo, Mansilla sostiene que con la ley no alcanza porque la sociedad no avanza a ese mismo ritmo. “Nuestra educación sigue siendo binaria y biologicista”, explica y agrega que tiende al establecimiento de estereotipos de género y modelos de cuerpo a seguir.

“El primer problema que enfrenta una persona trans es haber constituido su identidad en disidencia con el mandato cultural de ordenarse según el binario dicotómico, varón-mujer”, sostiene Pavan, que asimismo indica “la persona queda excluida de la educación, de la salud, de la posibilidad de acceder a un trabajo formal”. Y concluye con la frase contundente: “Lo que enferma es la discriminación”.

“Esta idea que se tiene del cuerpo equivocado, de la niña atrapada en un cuerpo de niño. Tenemos que pensar en distintas corporalidades en distintas construcciones identitarias con esas corporalidades. Hablar de niñas con vulva, pero también podemos hablar de niñas con pene, también podemos hablar de varones con vulva”, propone Mansilla.

Solo por no adaptar sus personalidades a su genitalidad, es decir, por no comportarse de la manera que se espera de ellas y ellos, la comunidad trans sufre discriminación, violencia, la falta de oportunidades, limitaciones en el acceso al trabajo, a la educación, a la vivienda, a la salud. Un panorama oscuro bajo el cual no sorprende que el promedio de vida de una persona persona trans en América Latina y el Caribe varíe entre los 35 y 41 años.

“Le debemos a nuestras feminidades travestis que no están paradas dentro un aula estudiando o dentro de sus casas abrazadas, sino que están dentro de una zona roja siendo prostituidas. Les debemos todos los derechos que tienen el resto de las personas”, concluye Mansilla.

La identidad va por dentro. Es una fuerza superior a la de los cientos de obstáculos que los miembros de la comunidad atraviesan en todas las esferas de sus vidas. Difícil de entender, en algunos casos, para quienes nacieron con identidades que se adaptan a la norma.

En el Día Internacional del Orgullo y en el marco de la 4° Marcha Plurinacional contra los Travesticidios y Transfemicidios, #Telefem trae las historias de Ámbar, Morena, Sabrina, Inés, Emma, Leandra, Ruby, María Pía y Lizzy y celebra todas las muchas formas de ser y sentirse mujer entendiendo que ninguna de esas es mejor que otra. Mujer será toda quien así lo sienta.

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